Recientemente publicamos un bello poema de
Pilar Bielsa sobre las dos lenguas que cohabitan en Cataluña. Utilizaba
el término castellano para hacer referencia a una de ellas. Hubo algunos
amigos que expusieron que deberíamos utilizar el término español. Ayer
mismo nos pasó todo lo contrario.
El uso que muchos hacen de uno u
otro término, incluso indistintamente, creemos que ni perjudica ni va
contra nada ni nadie. Y en todo caso nosotros respetamos los textos que
nuestros amigos tienen a bien de enviarnos.
Quisiéramos compartir un artículo sobre este tema que salió publicado
en el Boletín de Acción Cultural Miguel de Cervantes recientemente.
¿CASTELLANO O ESPAÑOL?
La Constitución española actual (1978) dice, en el Artículo 3, “1. El
castellano es la lengua española oficial del estado. Todos los españoles
tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.”. La de 1931, en su
artículo cuarto, proclama: “El castellano es el idioma oficial de la
República. Todo español tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo,
sin perjuicio de los derechos que las leyes del estado reconozcan a las
lenguas de las provincias o regiones. Salvo lo que disponga en leyes
especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de
ninguna lengua regional”. Ambas leyes, intencionadamente, rechazan el
término de “español” para nuestro idioma por presiones nacionalistas que
quieren el mismo rango e importancia para sus lenguas regionales. Hoy
día estas lenguas minoritarias son oficiales y obligatorias en el mundo
público y especialmente en la enseñanza.
Indudablemente, el gallego,
el vasco y el catalán son lenguas de España –estas dos últimas también
de Francia- pero no son el español. El castellano tiene su origen en el
norte de Castilla y sus primeras palabras aparecen en el siglo X en las
Glosas Emilianenses y Silenses, al margen de textos latinos que los
sacerdotes colocan porque ya ellos hablan “en roma paladino con el cual
el pueblo fabla a su vecino”. Este incipiente idioma se va abriendo
progresivamente en forma de abanico invertido a la vez que va aumentando
a través de los tiempos su vocabulario. Galicismos medievales,
germanismos visigodos, lusismos, italianismos y la cantidad enorme e
arabismos además de los americanismos que trajo el descubrimiento de
América, enriquecen la lengua. A favor del término “español” está
cualquier diccionario de lengua extranjera, el diccionario actualizado
de la R.A.E. que publica “Diccionario del español actual” y la obra
extraordinaria de María Moliner, que se titula “Diccionario de uso del
español”.
Desde el siglo XVI el español está consolidado y goza de
gran prestigio creando una de las mejores literaturas del mundo. Como
citas o anécdotas señalamos que el emperador Carlos V hablaba a Dios en
español, en francés a las mujeres y con los caballos en alemán. El 17 de
abril de 1536 este rey desafió solemnemente a francisco I y al obispo
Mâcon, embajador de Francia en presencia del Papa y cardenales y
diplomáticos en el Vaticano, expresándose en su lengua española “la cual
es tan noble que merece ser sabida y entendida de toda gente
cristiana”.
Español y no castellano utiliza Cervantes en su obra
teatral “La gran sultana” en la que un personaje enseña a hablar en
español a un elefante. Este mismo autor, en su novela “La española
inglesa” presenta a la protagonista en la corte de Isabel I de
Inglaterra y la reina le pide a la joven gaditana que le hable en
español, porque lo entiende perfectamente y le gusta mucho. Larra, en un
artículo publicado en 1832 con el título de “Empeños y desempeños”,
explica que su sobrino que ha viajado por el extranjero, habla siempre
en español Graciosas son las opiniones de dos premios Nobel: el mexicano
Octavio Paz dice que no habla en castellano, que es muy difícil, y J.
R. Jiménez no aprende el inglés para no estropear su español.
Un
consejo interesante para los partidarios del castellano: “A homes e
mugieres que caten aquestas escripturas de Menéndez Pidal, Navarro
Tomás, Dámaso Alonso, Zamora Vicente, Rafael Lapesa, Gili Gaya et otrosi
grandes sabidores. Por Do Jesucristo, Amén.”
Por Doña María Josefa Sánchez-Reyes
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada