Más allá de las opiniones personales o de grupo, sobre este
y otros temas, desde nuestra asociación siempre nos hemos posicionado por el
cumplimiento cívico, respetuoso y dialogante de nuestra legalidad democrática,
dentro del marco constitucional y el estado de derecho que a todos nos ampara.
Las leyes de las que nos hemos dotado, Carta Magna y
Estatutos de autonomías incluidos, son piezas básicas de nuestra convivencia
democrática y a todos nos vinculan, sean o no de nuestro agrado parte o mucha
parte de algunas de ellas. Ni son inamovibles ni intocables, pero desde luego
son inviolables, ya que entra dentro las más elementales normas democráticas su
cumplimiento y el respeto a las normas para la reforma total o parcial de tan
importantes como valiosos textos.
En más de una ocasión lo hemos expuesto, la generosidad con
la que se encaró en la Transición el modelo autonómico o algunos apartados
básicos de nuestra Constitución, no ha tenido una respuesta todo lo leal que
correspondía por parte de algunos partidos y representantes nacionalistas.
Ellos, también, están obligados a cumplirla y a respetarla. Y si quieren otra
cosa, que lo digan y en el cauce democrático de una reforma planteen sus propuestas
y concreten sus planteamientos.
Con la abdicación del Rey Juan Carlos I, tan lógica como
natural, pasa exactamente lo mismo. La Constitución marca el camino del relevo
en la Jefatura del Estado. Habrá a quienes les interesen las prácticas antidemocráticas
de repúblicas bananeras. Incluso que se atiendan los gritos de algunos en la
plaza pública, por muy legítimas que sean sus demandas. A estas personas, grupos
y partidos lo mínimo que se les puede pedir es el cumplimiento de las
leyes, honestidad, transparencia y humanidad. Resulta chocante que lo que
critican equivocadamente en España, ni lo apliquen acertadamente para valorar
regímenes como el de los Hermanos Castro o el de Chávez y su prolongación con
Maduro. Todos tienen derecho a saber,
valorar y evaluar a nuestros representantes. Y también todos tenemos derecho a
una imagen justa, lo más objetiva y ecuánime posible. Incluso los Reyes de
España. La ley del embudo, los juicios sumarísimos, el garrote vil y las
calumnias los dejamos para los amantes de la Inquisición, la ley de la jungla,
la del talión, los regímenes totalitarios o los enfermos de mente y de corazón.
Por eso, en estos momentos importantes de nuestra historia
colectiva, en este primer cambio de rey en nuestra actual democracia, queremos
manifestar nuestro respeto y agradecimiento a la figura del actual Rey que en
sus más de 39 años ha realizado una permanente labor a favor de España. Y, por
respeto a la legalidad, al sentido común y, por encima de todo, a los intereses
generales de los españoles, expresamos nuestra satisfacción porque en unos días
el nuevo rey, Felipe VI, asumirá con total normalidad democrática la Jefatura
del Estado. A él le deseamos los mayores aciertos y le agradecemos su buen
hacer, su trayectoria y su papel como Príncipe de Asturias. Estamos seguros
que, con el paso del tiempo, haremos la misma o mejor valoración como Rey de
España.
#AfavordeEspaña
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